Suponer es un Instinto Básico.

Solo hay una oportunidad de causar una buena primera impresión

Cuántas veces escuchamos frases como “no juzgues un libro por su portada”, o “no supongas”.

Pues aunque es una buena idea, nuestro cerebro no lo puede evitar, está cableado para hacerlo porque de su habilidad para identificar alguien que podría ser peligroso para nosotros depende nuestra supervivencia.


También, por el otro lado, nuestra capacidad de atención y análisis es limitada, no podemos hacer una valoración muy completa en poco tiempo, por eso nuestro cerebro recurre a “atajos mentales”, que no es otra cosa que nuestros prejuicios y estereotipos con los que establecemos que alguien es bueno o malo, capaz o incapaz, como yo o distinto.

Desde que nacemos tenemos una predisposición humana natural a estar cómodos con gente que pensamos que es como nosotros.

Con el tiempo, la información supera los estereotipos.

Nos pasa que personas con las que tuvimos un mal principio luego nos llevamos muy bien y reconocemos nuestro error en la primera apreciación.

Pero en general, cuando saludas a alguien y no te dirige ni la mirada, es difícil que te interese mas delante tener una relación con el o con ella.

Helen Fisher dice: La mayoría de nosotros decidimos en los primeros tres minutos de conocer a alguien si existe potencial o no para una relación.

Imagina lo sensible que es esto en una entrevista de trabajo.

Por eso la importancia de la primera impresión, y la frase: solo hay una oportunidad de causar una buena primera impresión.

Es vital conocer y ser muy conscientes de nuestra lenguaje corporal, de cuidar qué imagen estamos dando al conocer a alguien, al saludarlo. ¿Te has puesto a pensar que piensa la gente al verte o saludarte? ¿Nunca te ha pasado que alguien te dice, que la primera vez que te vió pensó que eras distinto o distinta a la persona que realmente eres?

Esta es parte de la magia del lenguaje corporal, por un lado saber leer a los demás y conocer sus emociones, sentimientos e intenciones, y por el otro, cuidar que nuestra imagen sea congruente con lo que somos y pensamos.



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