Las Manos

«Las manos son los símbolos y a veces revelaciones» 

                                                                        Eve Belisle

Detengámonos por un momento a pensar todo lo que podemos hacer y comunicar con nuestras manos. Son un instrumento indispensable para muchas actividades, tanto para aquellas tareas en las cuales se requiere una habilidad muy fina, como curar una muela o pintar una sombra en una obra de arte, o  para labores en las que es necesaria una gran fuerza, por ejemplo, para derribar con una hacha un árbol.

 

Con las manos acariciamos, tocamos y nos autotranquilizamos cuando nos hacemos un masaje en el cuello,  o cuando nos frotamos las manos para aliviar nuestro estrés. 

 

Ellas comunican, incluso sin moverse. Si observas la mano de alguien,podrás notar los callos de su trabajo, sus manchas de sol o las cicatrices que el tiempo ha dejado impresas, la artritis o algún tipo de enfermedad neurológica, se puede ver reflejada ahí. Así mismo, el aspecto que muestran en el cuidado y limpieza comunica. Cuando vas al médico, esperas que tenga  las manos limpias y las uñas cortadas; de lo contrario, es fácil que nuestro cerebro «corra» y tengamos una mala impresión de quién no ha atendido su higiene personal.

 

En cuanto a sus movimientos y gestos, las manos muestran nuestro estado emocional.  ¿Quieres saber cómo se siente alguien? Observa sus manos y sabras si está tranquilo, seguro, inquieto, nervioso, etc. El espacio que dejemos entre los dedos significa  qué tan cómodos estamos al hablar de cierto tema. Fue muy interesante, durante los debates entre los candidatos Joe Biden y Donald Trump, poner atención a sus manos y observar qué temas dominaban, si abrían  los dedos y exponían  sus manos,  y cuáles asuntos  los tensaban, si apretaban  los dedos unos con otros.

 

Incluso, cuando estamos hablando por teléfono y nuestro interlocutor no nos ve,movemos las manos para estructurar lo que pensamos, y eso nos da ritmo, coherencia. Algunas  personas, si les pides que hablen sin mover las manos,se sienten imposibilitados de expresarse. Cuando alguien nos habla escondiendo las manos o metiéndolas en las bolsas nos genera desconfianza, nos hace cuestionarnos qué oculta.Para algunas culturas, aun se percibe esto como falta de educación.

 

Se dice que cuando juegas con el anillo de bodas es una acción indicativa de que tienes problemas maritales, pero realmente no hay ningún estudio que así lo demuestre. Lo que sí podemos decir es que si  una persona está jugando con un anillo o con cualquier objeto,es un comportamiento que a veces se tiene  para calmar nuestra ansiedad o para pasar el tiempo.

 

En otro sentido, las manos acompañan el discurso,  nos ayudan a dar énfasis en puntos claves de una exposición, por eso se dice que son movimientos ilustradores. Ilustramos las ideas con estos movimientos como si fuera un plumón resaltador y vamos «dando color» a lo que expresamos de forma verbal.

 

Los buenos oradores utilizan sus manos para convencer y mejorar sus cualidades comunicativas. Al respecto, las investigaciones nos muestran que cuando la gente miente, no mueve tanto las manos, ni con tanto énfasis. Mentir y tratar de convencer es una tarea complicada, porque al estrés que provoca el mentir se suma el esfuerzo cognitivo de crear una  historia, y las manos se mueven menos. Si un hablante deja de mover las manos cuando se expresa verbalmente, eso muestra que ese sujeto no se siente confiado en lo que está diciendo.

 

Cuando asesoro a una persona, recomiendo que extienda sus  manos, que muestre las palmas y que «fluya» al hablar. No hay una fórmula correcta y perfecta. El cómo las movemos es parte de una marca personal.

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